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la casa son ellos
comentario

Casa collage, Xavier Monteys y Pere Fuertes

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INTRODUCCIÓN
pág. 9, párrafo 2

“La gente “ya vive” en una casa y, por tanto, no necesita saber nada más. Por el contrario, nosotros pensamos, razonando por la vía del ejemplo, que la gente come, pero no necesariamente todo el mundo guisa ni se alimenta bien, aún teniendo los medios para ello.”

El mero hecho de llevar a cabo una tarea no implica el dominio de esta. En este caso, dicha tarea es el habitar. Gran parte de los humanos son y están en un lugar, pero no lo habitan, no lo viven de acuerdo con su naturaleza y a la naturaleza del espacio. Aquí es donde interviene la labor del arquitecto, del mismo modo que lo hace un chef con la cocina, en la arquitectura no existen manuales para “vivir”, es responsabilidad del arquitecto dotar a los espacios de una habitabilidad intuitiva, de modo que su uso correcto sea evidente a los usuarios.

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LA CASA, LA VIDA Y LOS OBJETOS
pág. 18, párrafo 1

“La mesa todavía está llena de vasos, botellas, platos, la aceitera, la sal, la pimienta, la servilleta y el servilletero, etc. Ved el orden fatal que pone todos esos objetos en relación los unos con los otros; todos han servido; han sido cogidos con la mano de uno o de otro de los comensales, las distancias que los separan son la medida de la vida.”

La vida es aleatoria, espontánea, desordenada y en ocasiones caótica. Sin embargo, los humanos intentamos constantemente ordenar y medir todo lo que nos rodea, muchas veces sin dar cabida a esa azarosidad de la vida que la caracteriza. La arquitectura ha sido y es cómplice de esta obsesión por la ortogonalización de la vida en muchas ocasiones. Una arquitectura rígida o desmesurada va en contra de esa “medida de la vida” de la que el autor habla. Un ejemplo de la aplicación literal de este concepto es la obra de Le Corbusier, basada íntegramente en un sistema de medidas acorde con la escala humana: Le Modulor. Este concepto de medida no es aplicable tan solo a elementos formales como métrica o proporciones, sino también a aspectos de relación y articulación de los espacios; los cuales deben ordenarse de acuerdo con el modo de habitar de cada individuo al igual que los objetos de una mesa se (des)ordenan según interviene cada comensal.

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SUBVERTIR, USAR MAL
pág. 32-33, párrafo 3, 1

“[…] observar otros usos, aunque aparentemente inadecuados, no es más que una forma de crítica de la arquitectura doméstica.”

​Aquel que piensa la arquitectura la piensa desde la teoría, la composición, la estructura, la forma y la función, etc. Aquel que vive la arquitectura lo hace desde la necesidad, la naturalidad y la esencialidad. El arquitecto debe ser pensador de la arquitectura, pero también debe saber vivirla, y al mismo tiempo entender cómo viven las personas para las que se piensa dicha arquitectura. Si este ejercicio no se realiza, el resultado es una obra cuyos usos proyectados y sus usos reales distan entre ellos de tal manera que acaba convirtiéndose en una arquitectura inútil. La mayor crítica, como bien dice el autor, a la arquitectura, es la ideación de usos alternativos los cuales no habían sido contemplados por su arquitecto, dando así la más discreta, pero a la vez notable de las opiniones respecto a una obra.

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LOS NIÑOS Y LA CASA
pág. 36, párrafo 3

“En sus memorias, Richard Neutra da una estupenda explicación de sus juegos y recuerdos de niño y del valor otorgado a los lugares que, como “bajo el piano” o “bajo la mesa”, empieza a descubrir el niño en la casa. Todos ellos están de una u otra manera relacionados con el suelo de las habitaciones: “el piso conservaba su condición de mundo dilatado que convenía explorar.”

El ser humano es ingenioso, pero también lo son el resto de los animales de la Tierra. Todo parte del instinto de supervivencia que en mayor o menor medida está presente en todos los seres vivos. Sin embargo, es la capacidad de imaginar la que nos diferencia del resto de animales. El castor construye su refugio para protegerse de los depredadores y las inclemencias del tiempo, y es capaz de crearlo sin necesidad de planos y empleando tan solo los recursos que se encuentran en su entorno natural. No obstante, su capacidad para idear soluciones nuevas o que se adapten a otras necesidades para mejorar el lugar donde se cobija es inexistente. Sin embargo, los humanos contamos con esta capacidad de pensar lo que no existe y de imaginar lo que podría ser y no es. Como el autor dice, el niño tiene esa insaciable necesidad de exploración; y esto, se traduce en la arquitectura como la conquista de espacios o elementos físicos diseñados por la razón, pero ahora sometidos a la imaginación.

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LA AMBIGÜEDAD VÁLIDA
pág. 50, párrafo 2

“Así, la aparición en la vivienda de piezas que sirven para distintos usos, puede ser un camino más fructífero y un modo distinto de entender la flexibilidad. Comúnmente, hoy esta palabra está asociada a algo móvil, cuando en realidad implica mayor variedad de uso y mayor versatilidad, y esta última no está necesariamente asociada a los tabiques plegables, escamoteables, deslizantes o de acordeón. La flexibilidad es, más bien, una cuestión de potencialidad.”

​La flexibilidad se define como “la capacidad para adaptarse con facilidad a las diversas circunstancias”; y este concepto no debe confundirse con la movilidad, algo que ocurre frecuentemente en la concepción de la arquitectura contemporánea. Los elementos móviles pueden modificar el aspecto de un espacio y su configuración física, pero esto no siempre implica una variación en el uso y la finalidad de este; dando lugar así a una falsa flexibilidad aparente. Como afirma el autor: “la flexibilidad es, más bien, una cuestión de potencialidad”, subrayando así que es la condición del espacio y no la dinámica de sus elementos lo que aporta la verdadera flexibilidad a este. Citando y coincidiendo con Robert Venturi: “la ambigüedad válida fomenta la flexibilidad útil”.

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TÍTULO
pág. 56, párrafo 2

“La otra consecuencia que comporta pensar en la habitación como célula de la casa, es la consideración de la habitación como algo más que una superficie y un perímetro definido por unos tabiques y, mucho menos, el negativo del perímetro definido por las habitaciones vecinas. […] Concebir una habitación en estos términos, supone que la casa es el resultado de una operación de agregación, más que de una subdivisión del espacio hasta convertirlo en distintas piezas especializadas.”

La concepción de la habitación como una entidad independiente y completa es una idea que objeta la manera de proyectar empleada en la arquitectura clásica y que se ha seguido empleando varios siglos después en muchas escuelas de arquitectura. La retícula ortogonal de las Villas Palladianas como referente de perfección arquitectónica era el claro ejemplo de esta concepción de la casa como un fraccionamiento del espacio mediante el que se pretendía albergar todas las actividades de una vivienda, aun siendo distintas, en espacios prácticamente idénticos en forma y dimensiones; dando como resultado no edificios adaptados a las necesidades del habitar sino necesidades que debían adaptarse a los edificios.

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DENTRO DE LA PARED
pág. 58, párrafo 3

​“El concepto de espacio arquitectónico en la arquitectura doméstica moderna suele estar asociado con la movilidad, con lo dinámico. Las rampas, los balcones interiores, las grandes piezas conectadas visualmente, parecen obedecer al propósito de poner en valor la casa mediante su recorrido […] Por el contrario, estos recursos resultan irrelevantes desde el reposo, desde lo estático. Para la mayoría de las cosas que hacemos en casa, resulta más apropiado el pequeño lugar y carece de importancia el paseo arquitectónico.”

En ocasiones, el arquitecto peca de egoísta y olvida su función y por ende la de la arquitectura que construye. Muchas grandes figuras de esta disciplina cometen el error de hacer de sus obras un catálogo para el alarde de sus cualidades en lugar de verdaderos espacios de calidad. Ocurre esto con obras como la de Le Corbusier, y su promenade architectural,e que es justamente el concepto que el autor cuestiona. Un claro ejemplo de esta presunción arquitectónica en favor del recorrido dinámico y que descuida la funcionalidad del espacio es su conocida Ville Savoye; la cual se organiza alrededor de una gran rampa que ofrece un elegante paseo por toda la villa y muestra las vistas a los balcones y terrazas interiores, de las que, años después de su construcción, los usuarios denunciaron la inconveniencia de estas aberturas dado que generaban corrientes de aire cuanto menos incómodas.

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EL ALMACENAMIENTO RACIONAL
pág. 65, párrafo 1

“[…] la arquitectura poché, que aprovecha la discordancia entre la forma de una habitación y sus piezas contiguas para la creación de pequeños espacios de almacenamiento y servicio. Esta práctica sitúa los elementos de almacenaje más próximos al equipamiento fijo de la casa que a los muebles, más próximos al closet que al armario.”

El aprovechamiento de espacios residuales como lugares de almacenaje es un hábito frecuente en la arquitectura contemporánea, incluso los propios usuarios llevan a cabo esta práctica casi instintivamente en sus hogares y lugares que habitan, haciendo de esquinas armarios, de huecos alacenas y de retranqueos estanterías. No obstante, esta es una técnica poco “arquitectónica” a mi parecer, y que no debería ser una manera de concebir la arquitectura, sino más bien, el último de los recursos del que debería hacer uso el arquitecto. Los espacios de almacenamiento, aún estando habitados por objetos inertes y no por seres conscientes, conservan la cualidad de espacios, que deben ser tratados y proyectados con el mismo empeño que cualquier otro.

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ACCESO Y FLEXIBILIDAD
pág. 72, párrafo 3

“El número de accesos, el de puertas interiores, su forma y uso, constituyen un entramado de dispositivos que es la expresión sofisticada de la variedad de usos de una casa.”

​Una casa sin recorridos ni relaciones está sentenciada a la quietud disfuncional. Todos estos elementos de la casa forman parte de sus recorridos, determinan la manera en la que los usuarios transitarán y, consecuentemente, harán uso de los espacios. De este modo, la relación entre los espacios resulta igualmente relevante a la forma y función de estos. La manera en la que dos estancias dialogan entre ellas es directamente influyente en el modo en el que sus habitantes se relacionarán dentro de estos espacios, de modo que una vivienda con malas relaciones espaciales derivará en un espacio desagradable al uso.

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APRENDIENDO DE LOS COCHES
pág. 86, párrafo 3

“Tenemos la impresión, sin embargo, de que los automóviles han evolucionado y la casa no. Es cierto que han cambiado algunos electrodomésticos y que algunos componentes constructivos se han modificado. Ha cambiado el estilo de la arquitectura y, por extensión, el aspecto de los edificios de viviendas, pero, en su conjunto, nuestras viviendas no han sufrido apenas cambios en su estructura organizativa.”

Para que la evolución tenga lugar es necesaria la existencia de una dirección hacia la que derivarse. En la arquitectura, esta dirección ha sido durante las últimas décadas, especialmente tras el Movimiento Moderno, casi inexistente. Y esto es debido a la ausencia de una teoría arquitectónica que establezca unos principios comunes de la buena arquitectura a los que acogerse, tal y como la automovilística posee ciertos estándares y normas que determinan la calidad de un coche; y a la abundancia de opiniones y pensamientos sobre la disciplina que no solo varían entre arquitectos y de individuo a individuo, si o que incluso en numerosas ocasiones se contradicen mutuamente; dando así como resultado una concepción de la buena arquitectura tan amplia como usuarios y proyectistas hay en el mundo.

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EL BRICCOLAJE
pág. 100, párrafo 3

LA CASA, HISTORIA DE UNOS EXPERIMENTOS
pág. 112, párrafo 3

Sobre el bricolaje: “Podríamos pensar que, con la mayoría de edad de esta práctica doméstica, ha llegado la hora de una incorporación activa del usuario al proceso de construcción de la casa.”

Es la eterna disputa entre el conocimiento del arquitecto y la voluntad del usuario. Al leer las palabras del autor debemos plantearnos la siguiente cuestión: ¿Cuáles deben ser las competencias del inquilino en la construcción de la casa? Es decir, ¿debe su poder sobre la modificación de esta ser ilimitado o debe prevalecer la concepción del proyecto del arquitecto? Estas cuestiones tienen respuestas contrarias según si se realizan a una u otra de las partes, sin embargo, la reflexión sobre las consecuencias que acarrea inclinarse en exceso hacia una de las vertientes nos lleva a concluir en la idoneidad de lo que se podría denominar como un “punto medio oscilante”. El cual, se inclinará en ocasiones hacia la libre personalización del usuario o hacia la permanencia del elemento proyectado según la ocasión, pero manteniéndose siempre comprendido en un rango en posición de equilibrio entre ambos extremos.

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“El carácter innovador de una casa reside en su capacidad para plantear cambios en el estilo de vida. Desde esta óptica, las propuestas formales y las aportaciones técnicas no son más que los medios utilizados para tal fin, aunque, indudablemente, su uso y aceptación suponen, a su vez, transformaciones en el modo de habitar.”

Ofrecer más por menos: La labor esencial de cualquiera que se considere arquitecto es la de satisfacer necesidades, no propias como algunos intentan a través de las obras que construyen, sino de los usuarios; pero también de la sociedad. Sin embargo, la buena arquitectura, no solo ha de alcanzar a cumplir unas necesidades básicas, sino que debe ser capaz de satisfacer aquellas que ni si quiera eran conocidas hasta el momento, pero a las que igualmente se les da solución, planteando incluso nuevas maneras de habitar que no tienen otra finalidad más que la de mejorar el modo de vivir de aquellos que hacen uso de dicha arquitectura.

LA CASA, HISTORIA DE UNOS EXPERIMENTOS
pág. 112, párrafo 3

LA CASA, HISTORIA DE UNOS EXPERIMENTOS
pág. 114, párrafo 2

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“Construir juguetes es una manera de estimular el ingenio frente a la forma. En un juguete no importa su apariencia sino “lo que hace”.”

Recientemente, los expertos en conductas infantiles y entrenados en la materia han destacado la importancia de ofrecer a los niños juguetes “simples”, totalmente opuestos a la fiebre de la automatización y la interactividad electrónica del juego que se ha dado en las últimas décadas, para potenciar así su desarrollo cognitivo y estimular el uso de la imaginación. Prueba así de la importancia de la función sobre la forma en este ámbito. Ofrece más posibilidades de juego el tablero de madera que la tableta digital, estando las del primero limitadas a la capacidad de la imaginación mientras que las de la segunda a la capacidad de la memoria RAM. Una prueba de la relevancia del juego en la infancia es el caso de Frank Lloyd Wright, arquitecto que durante su infancia creció con los juguetes diseñados por Fröbel teniendo estos un papel fundamental en su concepción del espacio y el movimiento que más tarde se vería reflejada en su arquitectura llevándolo a ser uno de los grandes maestros de esta disciplina.

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“En la idea de casa se encuentra implícita la idea de foco que aglutina la vida doméstica y que diferencia una construcción cualquiera de aquella que convenimos en llamar casa. El término hogar comporta, en su origen, esta capacidad. Hogar, hace referencia a un modo de domesticar el fuego hasta convertirlo en fuente de calor y energía para cocinar. No es de extrañar, pues, que llamemos a nuestras casas hogares, aun cuando el elemento que les ha dado nombre ya no exista.”

​¿Es casa sinónimo de hogar? ¿O el hogar lo conforman las personas que lo habitan? ¿O los elementos que intervienen en el modo de habitar de cada individuo? ¿O acaso es la suma de todos estos factores lo que realmente configura aquello que decidimos llamar nuestro hogar? Tal vez no se trate de elementos físicos aquellos que otorgan esta característica a un espacio, si no de sensaciones y sentimientos que surgen cuando habitamos aquellos lugares que reconocemos como tal, y que surgen a partir de todos los aspectos mencionados anteriormente, primando unos sobre otros según la persona habitante.

LA HABITACIÓN EXTERIOR
pág. 134, párrafo 2

LA HABITACIÓN EXTERIOR
pág. 134, párrafo 3

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“La casa provista de espacios exteriores ha sido una bandera de los arquitectos del movimiento moderno que la convirtieron en una manifestación del estilo de vida moderno.”

Esta afirmación adquiere un valor añadido cuando se lee tras haber sufrido una pandemia mundial. Esta crisis sanitaria que ha obligado a toda la raza humana a encerrarse en sus hogares ha sacado a relucir, entre otras cosas, las carencias y defectos de la arquitectura actual. Viviendas sin balcones, habitaciones sin ventana, aulas sin ventilación, restaurantes sin terrazas… en todos se encuentra un denominador común, y es el de la carente, pero tan esencial, relación con los espacios exteriores. Si los arquitectos modernos ya hablaban de un estilo de vida en el exterior, ahora las circunstancias obligan a nuestra sociedad a asumir esta práctica, no como un estilo para vivir, sino más bien, para sobrevivir.

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​“[…] la construcción en hormigón armado que sustituyó a la construcción mediante muros de carga. Un cambio que afecta especialmente a las fachadas, que devienen cerramientos sin ninguna dependencia estructural. Aun así, esta nueva condición no está completamente asimilada, de manera que pervive todavía la ilusión de unas fachadas portantes concebidas mediante el empleo de materiales de tradición resistente.”

Resiste la tradición de las fachadas portantes aún cuando no han de soportar más que la carga de ser la envolvente exterior del edificio. Parece que la idea de muros cortina que ocupan todo un frente o ventanales que se extienden a lo largo de todo el perímetro exterior queda en las obras modernistas o en la arquitectura de los países nórdicos. Aparentemente en la sociedad actual existe una fobia colectiva al hueco, al vano, a la transparencia, a la permeabilidad… Lo cual no resulta del todo irracional puesto que estos conceptos se relacionan fácilmente con la vulnerabilidad; algo de lo que el ser humano ha huido y contra lo que ha tratado de protegerse desde sus orígenes. Tal vez se deba a que los arquitectos modernos eran más temerarios o que las sociedades norteñas han evolucionado hasta suprimir este instinto…

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REPENSAR EL BLOQUE DE VIVIENDAS
pág. 148, párrafo 2

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“Son ellos los que determinan la forma, la extensión y el grado de dispersión de las piezas de la casa. Ellos son la casa.”

La casa es quien la vive. No quien la proyecta, tampoco quien la construye. Son sus necesidades, sus relaciones, sus personalidades, sus vínculos, sus seres… No se trata de que la casa sea un reflejo de las personas que en ella habitan, sino una extensión como si de una extremidad se tratara, con una función determinada y que forma parte de un conjunto mayor que es la persona. La casa forma parte de ellos, y ellos forman parte de la casa.

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Comentario de texto de la obra: Monteys, Xavier y Fuertes, Pere. “Casa Collage”. Editorial Gustavo Gili. Barcelona, 2001

Realizado para la asignatura de Teoría de la Arquitectura en la ETSA de la Universidad Politécnica de Valencia.

2021 - 2022

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